Hoy quiero empezar por entregarte algo que normalmente cuesta mucho trabajo conseguir: perspectiva.
Seguro te pasó alguna vez. Por estar mirando las cosas tan de cerca, pasas por alto una serie de patrones que sólo se pueden observar mirando de lejos 🪂.
Yo miré las cosas desde lejos, y veo esto: estamos perdiendo nuestra libertad financiera cada vez más rápido. Hoy quiero contarte cómo pasó, a manos de quién la perdimos y cuáles son sus planes para el futuro.
La idea es entender el problema de fondo, para entre todos empezar a plantear verdaderas soluciones de fondo. El tipo de soluciones que queremos trabajar en Firmaway.
Empecemos mirando de lejos este tema: los impuestos. La entrega forzosa de una parte de lo tuyo al Estado.
Cómo funciona la máquina cobradora
¿Qué tienen en común los egipcios, los romanos, los babilonios, los asirios, el imperio chino, los aztecas, los griegos, los incas y los judíos? Todos cobraban impuestos.
Está claro que no son algo nuevo. Existen antecedentes históricos que datan del 2.500 a.C., entre los que encontré un encantador proverbio sumero que reza:
“Tu puedes tener un Amo, puedes tener un Rey, pero a quien tienes que temer es al Recaudador de Impuestos” (2044 a.C). ☠️
La relación entre pagadores y cobradores fue cambiando a través de los siglos. Y recomiendo muchísimo revisar las referencias si te interesa profundizar. Por ahora, prefiero que saltemos directo al hueso.
No importa la civilización que uno mire, el patrón se repite: existen unos pocos -organizados y capaces de ejercer violencia- que le cobran tributo a muchos -desorganizados y desarmados-.
Estas dos parecieran ser las características mínimas necesarias de toda organización cobradora de impuestos. Detengámonos a ver cómo cada una evolucionó desde entonces.
1️⃣ La capacidad de ejercer violencia ciertamente cambió en los últimos dos o tres mil años. Tenemos nuevas formas, menos cruentas, más baratas y fáciles de ejercer para el humano promedio. Pero mantiene su esencia: es un medio para mantener el orden, o para desafiarlo.
Siempre medio, nunca fin.
2️⃣ La organización, por otra parte… oh Lord 🙏. Si en algo fue exitosa la humanidad en estos últimos siglos…
Divisiones geográficas cada vez más milimétricas. Una mamushka de unidades de gobierno (nación, región, estado, ciudad, barrio, etcétera). Seguridad nacional en todos los niveles y control de fronteras. Rutas, autopistas, avenidas y calles, todo mapeado. Agrupaciones por comunidad política, religiosa, laboral, intelectual. Demografía, censos, big data, hasta llegar a la meca de la organización top-down: China 🇨🇳.
Organización top-down
El proceso de organización top-down se trata de crear unidades de administración y control progresivamente más pequeñas. Ej: administración nacional → provincial → municipal.
Toma lugar mayormente entre los siglos XVIII y XX. ¿El combustible para llevarlo a cabo? La recaudación 💰.
Entre más avanza el proceso, más se expanden las funciones del estado, más grande se hace la planilla de personal y más se agranda el presupuesto. Esto hizo necesario encontrar nuevas formas de financiarse, de recaudar.
Si estuviste prestando atención, la respuesta no te sorprenderá: nuevos impuestos.
Te cuento una pequeña historia.
En 1798 el Reino Unido -financieramente ahogado en medio de las guerras napoleónicas- introduce algo hasta entonces nunca visto: el impuesto a las ganancias. Se trató -atención a esta frasecita- de un tributo de emergencia, y lo terminaron por derogar en 1817. Voy a dejar que Litwak cuente el final de esta historia, porque es sencillamente magnífico:
“Cuando el impuesto se volvió a abolir, se decidió quemar todos los archivos que se referían al mismo debido a la vergüenza que sentían los ingleses de haber establecido y cobrado semejante impuesto”.
¿Se imaginan eso? La humillación que sintieron los políticos del momento. Se había cruzado un límite. Los muchos no lo iban a tolerar.
Bien, parece que los ingleses son gente de poca memoria 😵💫, porque en 1841 vuelven a establecerlo, esta vez con una alícuota del 3%. Habrá quién se haya rasgado las vestiduras con este número.
Pero, le pese a quien le pese, los pocos lo lograron: el impuesto a las ganancias llegó para quedarse.
En 1915 (Primera Guerra Mundial) se da otro aumento de emergencia: la tasa subió al 17.5%. Para el final de la guerra ya estaba en 30%.
La tendencia se mantuvo y durante la Segunda Guerra el impuesto llegó a un ridículo 99,25%. Te juro que no es broma 😵.
En las décadas subsiguientes se vieron forzados a reducirlo, y actualmente ronda entre el 20% y el 40%. Y es, a todas luces, un derecho incuestionable que los pocos conquistaron.
A día de hoy ¿quién se atrevería a proponer que el impuesto a las ganancias es ilegítimo? ¿O que debería volver a un 3%?
Es una batalla completamente perdida para los muchos.
Ahora bien, ¿qué se hace luego de conquistar un derecho? Custodiarlo.
Los pocos no se quedaron de brazos cruzados. A día de hoy tenemos a la OCDE empujando por establecer un impuesto a las ganancias mínimo obligatorio del 15% a nivel global. Escuchaste bien, están presionando a los países para que no puedan cobrar menos de esa tasa 🫠.
Hablemos sobre eso…
Este es el enemigo, y estas sus armas
Atención que acá se pone bueno.
Resulta que una vez se fueron agotando las posibilidades de avance de la organización top-down (en algún momento deja de tener sentido seguir achicando), empezamos a observar una nueva tendencia.
La tendencia de organización en la que quiero que nos enfoquemos va en una dirección diferente 🔃. Y comienza a principios del siglo XX con la creación de la Liga de Naciones por Woodrow Wilson.
De allí en adelante (y en forma acelerada tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial 👀) comenzaron a proliferar formas de organización up-higher.
Organización up-higher
El proceso de organización up-higher se trata de crear unidades de administración y control progresivamente más grandes. Estados creando grupos con otros estados, para gobernar cuestiones más grandes que un país. Ej. el comercio del petróleo, la defensa, etc.
Y así nacieron:
- Los acuerdos de Bretton Woods (1944)
- El Banco Mundial (1944)
- La ONU (1945)
- El FMI (1945)
- La OTAN (1949)
Y más tarde, sus hijos:
- La OCDE (1961)
- El WEF (1971)
En estos dos últimos nos vamos a detener ☝️.
Podríamos ahondar durante horas en posturas personales, pero vamos a quedarnos con esto: existen para custodiar los intereses de los pocos.
¿De qué forma? Si bien sigue siendo muy importante, ya no alcanza nada más con política, su estrategia se apoya en el desarrollo de nuevas formas de tecnología de control.
Hay dos a las que debemos prestarles toda nuestra atención. Recomiendo encarecidamente que las investigues por tu cuenta porque desarrollarlas alargaría en exceso este artículo, pero aquí va un mini brief:
1️⃣ CBDC: En desarrollo actualmente. Una nueva forma de dinero, 100% digital y creada para eliminar por siempre el dinero en efectivo. Piensa en una especie de billetera estatal única obligatoria -sí, quitaría del medio a los bancos- desde donde recibir y enviar dinero. Le entrega al estado control total sobre quién-tiene-qué, cómo cuándo y en dónde lo gasta (dentro de sus propias fronteras). Permitiendo así colocar límites arbitrarios a la forma en que usamos nuestro dinero. Ej: no puedes gastar más de $1.000 en cierto tipo de comida o combustible.
2️⃣ CRS: En desarrollo desde 2014. Protocolo de intercambio automático de información financiera entre países. Un acuerdo entre diferentes estados para crear una red global de información que les permita saber quién-tiene-qué y en dónde. Control más allá de las propias fronteras, nadie escapa al ojo recaudador.
Estas son sus armas. Las más recientes. Su apuesta tecnológica a construir un futuro donde los intereses de los pocos prevalezcan.
¿Ves el patrón? Ambas tecnologías tienen el mismo objetivo: capturar datos.
Permitirle al Estado conocer información financiera -hasta hace poco tiempo- privada de un individuo, y utilizarla para ejercer control.
Entiendo que pensar en todas estas cosas resulte difícil, hasta desolador 😮💨. Todos queremos ser optimistas y pensar que vamos a tener un futuro brillante. Pero esto está pasando.
Y es acá, a este punto adonde este artículo busca llegar. Felicidades, llegaste 🎉.
Cómo pensar una resistencia
A continuación, voy a presentarte los 3 argumentos sobre los cuales este humilde servidor cree que la resistencia al rollout de estas tecnologías debe construirse.
Entiendo que se trata de afirmaciones sencillas, con las cuales todo el mundo puede estar de acuerdo. Y trataré de desarrollarlas en un lenguaje simple y claro.
No podemos confiar en que nuestros datos serán protegidos.
Aún sin noción alguna de ciberseguridad, existe un hecho que cualquiera puede entender: a más grande el tesoro, más atractivo para el pirata.
Cualquier gran agregación de datos sensibles está destinada a convertirse en un botín. Y no se trata de si “van a poder” hackearla, sino de cuándo ⏳.
No existen sistemas impenetrables. Y la evidencia nos muestra que las grandes organizaciones, por más poderosas y billonarias, son incapaces de evitar que se roben los datos de sus usuarios.
Creo que no necesito citar ejemplos, tú mismo ya pensaste en alguno, pero por darme el gusto:
No podemos confiar en que nuestra información será utilizada de la forma propuesta.
Podrás estar a favor o en contra de la propuesta que se hace hoy para usar estas tecnologías. Pero no dejes que el árbol te tape el bosque.
Una vez que cedemos el derecho sobre esos datos, ya no hay vuelta atrás.
Y si mañana o pasado el poder cambia de manos (y lo hará) para recaer en manos de alguien que ya no te parece tan simpático (y lo hará), tus datos estarán en manos de alguien a quien nunca le diste permiso.
Zooko cita un ejemplo que ilustra este principio de una forma muy potente y muy trágica. Durante los años ’30, los judíos que más sufrieron el holocausto nazi fueron aquellos residentes de países en los que el Estado llevaba un control más exhaustivo de la información demográfica de sus habitantes.
Si eras judío y tu país te censó, estabas condenado 🤯.
El funcionario que propuso incluir el campo “religión” dentro del censo jamás imaginó que ese dato pudiera ser utilizado de forma tan cruel. Pero sucedió.
Sin privacidad no hay libertad
Sin ponernos demasiado filosóficos, todos podemos coincidir en que ser libre significa poder ser uno mismo sin restricciones, mientras esto no implique el perjuicio de otros.
Bien, que levante la mano quien crea posible expresarse libremente siendo permanentemente vigilado por un ente con poder absoluto de castigo y censura 🤐.
Exigir privacidad no significa querer actuar en secreto. Privacidad ≠ Secretismo.
Debe ser elección de cada uno qué información compartir. No podemos normalizar entregar nuestros datos a alguien sin nuestro consentimiento.
La privacidad es normal. Es el estado predeterminado de las cosas. Nuestro presente es, a todas luces, una total distopía en términos de privacidad.
Perdimos tanto terreno cuando se trata de nuestra información que ya no lo cuestionamos.
Hay que dar esta batalla, nuestro futuro está en juego.
Si llegaste hasta acá, muchísimas gracias. Espero haberte dado algo nuevo en qué pensar. Si te gustaría recibir un email cada vez que publico algo en esta columna suscríbete acá abajo.
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Referencias
Me gustaría cerrar este artículo recomendando los recursos que inspiraron este artículo, para quienes quieran iniciarse en el camino de la privacidad financiera. Siéntanse libres de comentar para sugerir nuevos:
- Paraisos fiscales e infiernos tributarios – Martin Litwak
- Crypto Wars 2.0 with Zooko – Bankless Podcast
- Tratamiento fiscal de las asociaciones en participación – Velazquez y otros
- Standard for Automatic Exchange of Financial Account Information in Tax Matters – OCDE
- Privacy is normal, safe and essential – Josh Swihart
Una respuesta a «Impuestos, CBDC & la batalla tecnológica por la libertad»
Interesante punto de vista. Creo que hay mucho por explorar y aprender. Todo avanza tan rápido. Gracias!